Volver en septiembre después de las vacaciones se convierte para muchas personas en un suplicio. Parte de culpa la tienen las largas jornadas laborales que hacen difícil conciliar la vida laboral con la familiar.
Más allá del debate de género, la poca flexibilidad de los horarios españoles preocupa a todas las personas que trabajan, tengan o no terceros a su cargo.